El autoconsumo colectivo es la mejor herramienta de la ciudadanía contra el cambio climático

24/10/19 | ENERGÍA

Desde que el pasado 22 de abril se aprobara el RD244/2019 que regula el autoconsumo de energía eléctrica en España, se abre por fin la vía para la expansión definitiva a la energía solar fotovoltaica en nuestras ciudades. Gracias a este cambio, el autoconsumo colectivo es la mejor herramienta de la ciudadanía contra el cambio climático

El Real Decreto no solo establece las condiciones para la compensación en la factura de la luz de la energía generada y no consumida, sino que además permite las instalaciones colectivas, de tal manera que, con una sola instalación fotovoltaica en la azotea, se puede suministrar energía a tantos consumidores como lo deseen.

Las principales mejoras del Real Decreto a la legislación anterior es, por un lado, la compensación simplificada, que permite compensar hora a hora la energía generada y la consumida. Si se necesita más energía de la que se está produciendo, la diferencia se consume de la red y la compañía la factura al consumidor. Si, por el contrario, durante las horas de sol se produce más energía de la que se consume, la compañía descontará entorno a unos 5 céntimos por kWh en la factura, pudiendo llegar a compensar toda la parte variable, mientras que el término fijo y el alquiler del contador permanecerán igual que hasta ahora.

Por otro lado, al desarrollar el autoconsumo colectivo, el Real Decreto nos permite extender el autoconsumo al edificio residencial más habitual: las comunidades de vecinos, ya que con una sola instalación se pueden abastecer tantos suministros como vecinos quieran sumarse e incluso, si algunos no lo ven claro en un primer momento, podrían adherirse más adelante.

Es una inversión ética que beneficia al planeta, a las generaciones futuras y a tu bolsillo.

A grandes rasgos, si la mitad de la comunidad de vecinos se junta y decide hacer una instalación colectiva en la azotea, tendría una planta que generará entorno al 25-30% de la energía durante 25 o 30 años por el dinero que cuesta un móvil de última generación y se habrá recuperado la inversión en unos 8 años.

Podemos exigir a nuestras administraciones, políticos y corporaciones que cambien el modelo o podemos comenzar a hacer la revolución en nuestras propias casas. Hasta ahora podíamos contratar energía verde, o incluso elegir una cooperativa sin ánimo de lucro como comercializadora, pero la energía que utilizamos es la misma, el mix de la red. En cambio ahora está en nuestras manos producir energía limpia y a muy bajo coste desde nuestros tejados, donde cada kWh que produzcamos de forma inmediata es uno menos que se produce con carbón, gas o fuel. Con un autoconsumo colectivo estaremos cambiando la forma de producir desde casa.

El autoconsumo es un beneficio evidente para el medio ambiente y las generaciones futuras. Al prosumidor (productor y consumidor) le generará ahorros en la factura eléctrica, pero lo maravilloso del autoconsumo es que también beneficia a quien no invierte en ello, porque al haber más oferta de energía y menos demanda, el precio del mercado eléctrico tenderá a bajar, beneficiando a los hogares con menos recursos.

A la red eléctrica y a las distribuidoras les beneficia igualmente, pues al producirse la energía en las ciudades donde es consumida reducimos la necesidad de transporte desde grandes distancias – en 2018 se perdió el 11% de la energía generada-. Y no solo se reduce la necesidad de transporte, sino también de construir grandes y caras infraestructuras de transporte e interconexión.

Por último, al aminorar la demanda de combustibles fósiles reduciremos la dependencia energética de España, que importa cerca del 73% de la energía que consume. Podemos ser la “huerta solar” de Europa y ser soberanos energéticamente gracias a las posibilidades que nos ofrecen las renovables.

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