Las finanzas al servicio de la transición energética

08/07/19 | ECONOMÍA

Cáritas Francia ha publicado recientemente el informe Hacer que las finanzas sirvan para la transición energética. El autor, Grégoire Niaudet, hace un análisis sobre las cifras de las finanzas globales y cuáles de ellas sirven o son una limitación para la transición energética.

Datos clave sobre la transición energética
Se estima que se necesitarán 6.200 millones de dólares anuales en todo el mundo hasta 2030 para la adaptación de los sistemas de producción, consumo y transporte. Dos tercios irían a adaptar los sistemas de países empobrecidos.
Se necesitarán entre 140.000 y 300.000 millones de dólares anuales hasta 2030, y entre 280.000 y 500.000 millones de dólares anuales hasta 2050, para ayudar a los países vulnerables a hacer frente a las consecuencias del cambio climático.
Datos clave del sector financiero
El valor total de los derivados existentes a nivel mundial es de 15.000 millones de dólares, de los cuales sólo el 10% corresponde a la economía real.
Alrededor del 70% del negocio de los bancos europeos -más de 33.300 millones de dólares- se dedica a la actividad comercial, que no sirve a la economía real ni a la sociedad. Menos del 30% de esta cifra se destina a las sociedades no financieras y a los clientes domésticos.

Sobre el informe

El informe revela que los países enriquecidos dependen del sector privado para reducir el cambio climático, especialmente para que se financie la transformación de procesos, actividades y estructuras. Esta dependencia es debido a que no se dispone de fondos para sostener políticas públicas ambiciosas a causa del principio de austeridad que se aplica en muchos de ellos.
Es necesario transformar el modelo de negocio de las empresas y el de las instituciones financieras, para reorientar los mercados y la inversión hacia los retos que supone la mitigación del cambio climático.

¿Cuáles son las limitaciones del sistema financiero actual para la transición energética?

En general, las iniciativas existentes van en la dirección correcta, pero en su mayoría son ajustes a los mecanismos existentes más que cambios radicales. Por ello, tienen un valor limitado para financiar la transición energética, y algunas iniciativas incluso conllevan un riesgo considerable.

  1. El riesgo de un techo de cristal para la financiación de la transición energética

La inversión necesaria para lograr la transición energética es, en su mayor parte, una inversión en infraestructuras con un largo período de amortización. Está opción no resulta muy atractiva a los inversores ya que hay productos especulativos de alto riesgo en el mercado con rendimientos muy altos a muy corto plazo, que a menudo superan el 10%. Mientras los inversores puedan elegir entre una inversión arriesgada pero muy rentable (y quizás perjudicial) como un fondo o un derivado frente a una inversión de menor rendimiento y a más largo plazo, es difícil ver cómo podría haber un aumento suficientemente grande en la financiación de la transición energética.

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Además, las normas bancarias internacionales del Comité de Basilea no prevén que los préstamos se distingan por la huella de carbono del proyecto financiado. El nivel de capital necesario para cubrir estos riesgos no tiene en cuenta este criterio. Por lo tanto, no existen incentivos reglamentarios que ayuden a reorientar la financiación hacia la transición energética.

  1. Pocas garantías sobre el uso adecuado de la financiación

Los requisitos de rendición de cuentas sobre los bonos verdes son bastante laxos. Cuando existen, son de naturaleza voluntaria, como los Principios de los Bonos Verdes. Nada impide realmente que una institución que ha recaudado fondos por este medio lleve a cabo actividades que podrían tener poca o ninguna conexión con la transición energética.

  1. El riesgo de especulación en productos verdes

Una vez que el mercado de bonos verdes alcance un tamaño significativo, y suponiendo que los mercados financieros sigan operando de la misma manera, los inversores se preguntarán sobre la cobertura de riesgos. Y, en los mercados financieros de hoy en día, esta cobertura esencial se realiza a través de derivados. Esta práctica es la raíz de la mala praxis especulativa y es potencialmente perjudicial porque es completamente posible comprar un derivado sin tener transacciones que cubrir.

  1. Falta de diversidad en el sistema bancario

El sistema bancario está dominado por grandes bancos que, debido a su estructura y métodos de financiación, favorecen los proyectos energéticos a gran escala. Por su propia naturaleza, romper con un sistema energético basado en combustibles fósiles implica la ejecución de proyectos de diversos tamaños: grandes instalaciones, como los parques eólicos, pero también toda una serie de proyectos de energías renovables a escala local y/o regional. Los desafíos de la transición energética exigen una gama muy amplia de opciones bancarias y financieras que también incluirían a los bancos locales y a las mutuas y cooperativas.

  1. Poco margen de maniobra política

Los gobiernos, especialmente en los países desarrollados, están profundamente endeudados con los mercados financieros, y los mercados financieros favorecen las políticas de austeridad. Esto impide que los gobiernos se comprometan a realizar inversiones a gran escala en la transición energética y a aplicar políticas ambiciosas u ofrecer incentivos, ya que la incorporación de la industria financiera les deja poco margen de maniobra.
Esta internalización de la austeridad por parte de los líderes políticos también se debe en gran medida al hecho de que los funcionarios del sector público, los políticos, los banqueros y los principales jefes corporativos comparten una cultura común. Tienen la misma educación y formación inicial, y trayectorias profesionales muy similares.

La alternativa: Inversión en renovables con una empresa de la economía social

Ecooo es un proyecto de la economía social y solidaria que promueve la transición a otro modelo energético. Entre otras cosas, pone a la disposición de las personas que quieren otra economía, la inversión en plantas fotovoltaicas que permiten invertir en economía real, generar energía renovable y recibir una rentabilidad por tu inversión.
La tasa interna de retorno de la inversión es en torno al 5% a largo plazo, además la inversión se recupera en torno al año 14 y los siguientes 7 u 8 años, todo lo recibido son ganancias.
Gráfica de flujo de caja de la Inversión
Consulta la información sobre las participaciones de Ecooo aquí.

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