El nuevo modelo energético tiene que sustentarse en una energía entendida como un derecho, en manos de las personas, donde la vida se sitúe en el centro y que minimice los impactos en nuestros cuerpos, en el de todos los seres que cohabitamos el planeta y en los otros territorios. Un nuevo modelo descarbonizado, sustentado por energías renovables responsables, democrático, participativo, descentralizado, emancipador, inclusivo, justo, equitativo y que no conlleve desplazamientos forzosos.
Una Energía que Conquista Derechos y lo hace desde los valores de la economía social y solidaria, los cuidados y el apoyo mutuo, impulsada por el poder de la comunidad y tejiendo redes y alianzas junto a otras organizaciones.
Por ello, llevamos años colaborando junto a diversas entidades impulsando proyectos que visibilicen no sólo la necesaria y urgente transición energética anteriormente descrita, si no también que conquiste derechos sociales y ambientales y lo haga a través de la denuncia, la incidencia política pero, sobre todo, de la activación de la ciudadanía.
Acuerdos junto a SEO/BirdLife, Fiare Bank, la Fundación 26 de Diciembre o la Comisión Española de Ayuda al Refugiado (CEAR).
Y es, precisamente junto a CEAR con quién acabamos de completar, a través de Enciende Refugio la socialización de la HSU63, sobre cubierta, ubicada en el municipio madrileño de Loeches. Con una inversión total de 72.360€, esta planta solar fotovoltaica, de 20 kW de potencia, generará 32.400 kW al año y evitará la emisión de 650 toneladas de CO2 durante el resto de su vida útil, proporcionando a CEAR unos ingresos anuales mínimos de 750€, durante 25 años, para que continúen trabajando por las personas refugiadas, apátridas y migrantes para que vean reconocidos y respetados sus derechos.
Más de 50 personas que han participado, desde 100€, en esta inversión ética, con una rentabilidad del 4,5% después de impuestos y desde los valores de la economía social y solidaria. Dinero puesto al servicio de las personas y la conquista de derechos.
Enciende Refugio ha permitido, así mismo, poner sobre la mesa qué la energía que consumimos no es inocua, está estrechamente relacionada con la forma en la que la producimos así como con las lógicas económicas con las que operan las organizaciones que la gestionan o aquellas que extraen recursos o realizan infraestructuras energéticas. Lógicas que anteponen los intereses empresariales al derecho de las personas a vivir dignamente en sus territorios.
Un modelo energético que desplaza forzosamente a miles de personas cada año, 21’5 millones según cifras de ACNUR, en países tanto del Sur como del Norte global. Un modelo energético responsable en gran medida del cambio climático, pero también de numerosos conflictos bélicos derivados de la pugna por materias primas energéticas, el desplazamiento de comunidades locales por la construcción de infraestructuras energéticas por parte de grandes multinacionales o la contaminación ambiental generada tanto por la quema de combustibles fósiles como por la gestión de residuos nucleares.
Para focalizar en las consecuencias de esta realidad, el pasado miércoles 23 de mayo se abordaron estas cuestiones en la Jornada “Energía que Desplaza. Perspectivas y testimonios como respuesta a un conflicto global”. Una jornada que contó con la colaboración de CTXT y en la que se habló, a través de la intervención de cinco expertas, Belén García, Arantxa García, Nuria del Viso, Ruth Pérez y Amaranta Herrero, pertenecientes a las organizaciones Rescate ONG, InspirAction, Fuhem Ecosocial, la Fundación Nueva Cultura del Agua y el EJAtlas, respectivamente, de la evolución y situación jurídica actual de las personas refugiadas, migrantes y desplazadas, de la relación entre los conflictos sociológicos, el cambio climático y los desplazamientos forzosos, de las migraciones climáticas en el Corredor Seco Centroamericano y la resistencia de las mujeres, así como de la relación entre las empresas energéticas transnacionales y la vulneración de Derechos Humanos y de los conflictos energéticos a través del Atlas de la Justicia Ambiental.
Además, se contó con el testimonio de David Khakim (eco-activista ruso y refugiado político en España desde el año 2015), María Teresa Buisán (desplazada por la proyección de la construcción del embalse de Jánovas), Bettina Cruz (defensora de los derechos humanos del pueblo binni’zaa (zapoteco) e integrante de la Asamblea de los Pueblos Indígenas del Istmo de Tehuantepec), Lolita Chávez (defensora guatemalteca, lideresa del Consejo de Pueblos k’iche’s) y Berta Zúñiga (activista hondureña y defensora de los DDHH). Personas han sufrido las consecuencias del actual modelo energético en de manera directa y muy dura.
Participaron, así mismo, desde la Fila 0, Pedro Arrojo (Diputado por Zaragoza en el Congreso de los Diputados), María Ángeles Fernández (periodista en desplazados.org y Pikara Magazine), Eric (Madrid Resistance).
Si no pudiste asistir, puedes ver la Jornada de manera íntegra AQUÍ.
Esta Jornada ha supuesto el punto de partida de un cluster colaborativo y participativo que permita seguir denunciando, investigando y difundiendo la situación actual pero también que sea un llamamiento a la acción a toda la ciudadanía, medios de comunicación, Instituciones y organizaciones.
¡Por una Energía que Conquiste Derechos!