El cierre de las centrales nucleares en España
Podemos decir bien alto que El PNIEC confirma el cierre de centrales nucleares y apuesta por el autoconsumo colectivo. Recientemente hemos conocido la aprobación por parte del Gobierno de las actualizaciones del Plan Nacional Integrado de Energía y Clima (PNIEC) 2021-2030, que mantiene el calendario de cierre de las centrales nucleares en España, a pesar de lo que algunos ciudadanos podrían haber anticipado. Este plan también promueve un aumento significativo del autoconsumo en todo el territorio nacional.
Uno de los puntos más destacados es la decisión de desmantelar las cinco centrales nucleares del país, que albergan un total de siete reactores. El proceso de cierre comenzará en 2025 y se completará progresivamente. La central de Santa María de Garoña, Burgos, marcó el inicio del desmantelamiento nuclear en julio de 2023 y su finalización esta prevista para 2033. Por otro lado, la siguiente en la lista es la central de Almaraz, en Cáceres, cuyo cierre está programado para 2027.
A pesar de que ciertos colectivos defienden que la energía nuclear puede considerarse «limpia» debido a que solo emite vapor de agua a través de sus chimeneas, lo cierto es que estas instalaciones dependen de elementos como el uranio, que genera residuos radiactivos peligrosos. Por lo tanto, el cierre de las centrales nucleares es una buena noticia, ya que pone fin a la creación de más cementerios radiactivos, reduce el riesgo de desastres nucleares y detiene la extracción de materiales nocivos.
La alternativa: Autoconsumo colectivo y renovables
El cierre de las centrales nucleares abre la puerta a una alternativa viable. La energía nuclear deberá ser compensada y esa falta de energía en la red eléctrica española se puede compensar con el autoconsumo colectivo. Los avances tecnológicos y el desarrollo de las energías renovables permiten generar electricidad de manera sostenible y respetuosa con el entorno, utilizando recursos naturales como el sol. Las plantas solares, por ejemplo, cuyos paneles tienen una vida útil estimada de 30 años, comparable a la de una central nuclear, pero con la gran diferencia de que aprovechan una fuente de energía limpia y renovable sin generar residuos peligrosos.
El PNIEC, en su revisión de julio de 2023, elevó las expectativas de potencia en autoconsumo a 76 GW, destacando el importante papel que jugará este modelo en el futuro energético del país. Además, se prevé una reducción del 32% en las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI), lo que podría llevar a una disminución del 49% en las muertes prematuras relacionadas con la contaminación, según estimaciones de la Organización Mundial de la Salud (OMS).
Impacto en el sector eléctrico y la economía
El sector eléctrico ha liderado la reducción de emisiones, con importantes descensos en varios sectores clave. Desde 2017, las emisiones de GEI han caído un 73%, y los sectores que más han contribuido a esta mejora son el transporte (35%), la industria (40%), los sectores residencial, comercial e institucional (45%), la agricultura (16%) y la gestión de residuos (26,6%).
Estos datos reflejan que la transición energética no solo es beneficiosa para el medio ambiente, sino también para la economía. El crecimiento económico del país se ha mantenido mientras se reducían las emisiones, lo que demuestra que las inversiones en energías renovables generan riqueza y, al mismo tiempo, promueven la sostenibilidad.
Involucrar a la ciudadanía en la transición energética
Para que este proceso de descarbonización siga avanzando, es crucial la colaboración ciudadana. La ciudadanía tiene la oportunidad de participar activamente invirtiendo en plantas fotovoltaicas socializadas, una opción que no solo ofrece rentabilidades superiores al 5% TIR (antes de impuestos) a largo plazo, sino que también fomenta un cambio social. Al invertir en energías renovables, los ahorros se alejan de las entidades bancarias que financian actividades perjudiciales, como las armas o los combustibles fósiles, y se dirigen a proyectos con conciencia ética.
Además, el momento es propicio para sumarse al autoconsumo, ya que muchas localidades ofrecen bonificaciones fiscales, como el IRPF y el IBI. En ciudades como Madrid, se puede obtener una deducción de hasta el 50% en el IBI, lo que permite desgravar hasta el 40% de la inversión realizada en instalaciones de autoconsumo.
En resumen, la ciudadanía tiene en sus manos la posibilidad de impulsar el cierre definitivo de las centrales nucleares y avanzar hacia un futuro más limpio y saludable. Con cada paso que demos hacia el autoconsumo y las energías renovables, estaremos construyendo un país más sostenible y mejorando las condiciones de vida de todos.