El Grupo Intergubernamental de Expertos sobre Cambio Climático ha sacado su último informe, en el que urge a un cambio de modelo social y económico en la década actual.
El IPCC vuelve a poner los datos climáticos al contraste. El 70% de las emisiones de gases de efecto invernadero proceden de la transformación de la energía, la industria, el transporte y los edificios. Tan solo el 22% de las emisiones corresponden al sector de la agricultura y otros usos de la tierra. Además, de los 1,09 grados que se han incrementado en la última década respecto de la época preindustrial, atribuye 1,07 grados a la acción humana.
La transición energética urge, pero según lo vemos en Ecooo, no se puede abordar de cualquier manera. No solo es necesaria la transición de un modelo fósil a uno renovable. Nos importa el cómo. Es necesario un cambio de propiedad, de quién posee la energía y la capacidad de producirla. Es importante pasar de un modelo controlado por el oligopolio energético a un modelo que ponga la energía en manos de la gente.
Algunas personas expertas en cambio climático y energía comentan que la ciudadanía no tiene margen de acción en la mitigación del cambio climático. Sin embargo, el propio informe admite que “las trayectorias coherentes con 1,5 °C de calentamiento con respecto a los niveles preindustriales pueden determinarse en el marco de una gama de supuestos sobre crecimiento económico, desarrollos tecnológicos y estilos de vida”.
La mayoría de comentarios que habéis leído sobre este tema (incluídos los míos) incluyen muchas frases tipo «no estamos haciendo», «debemos hacer».
Obviamente los ciudadanos de a pie no tenemos capacidad de actuación directa, pero sí podemos exigir medidas a quien las tiene. pic.twitter.com/DNNGTX6Mmz— Eloy Sanz (@elmanyana) March 21, 2023
Los estilos de vida no son un factor único, pero sí uno clave. Obviamente, tan solo con el cambio de la forma de vivir, no se mitiga el cambio climático, pero sí tiene un impacto fuerte tal y como subraya el informe. La acción ciudadana tiene impacto: instalar autoconsumo, reducir usos energéticos, electrificar nuestros hogares y transportes, son medidas que obviamente reducen la demanda de combustibles fósiles. No hay duda ni contestación a esto. Nuestras posibilidades no se limitan a exigir. Podemos actuar. Que no nos quiten ese poder.
El cambio de modelo es urgente, tenemos apenas 10 años para transformar el sistema a uno renovable, pero eso significa que tenemos también que electrificar la demanda. En el caso de nuestro país, se está planteando una transición veloz, basado en grandes macroplantas en terrenos rurales, la mayoría de ellas. Sin embargo, en Ecooo creemos que no hay necesidad de tanto huerto solar como se está proyectando, porque la electrificación de los usos no se está produciendo tan rápido como se necesitaría para absorber toda la producción de las macroplantas que se han proyectado, además de que cuanta más velocidad, menos democracia, ¿por qué? Porque tan solo tiene capacidad para instalar macrohuertos el oligopolio energético. La energía seguirá en manos de los mismos.
Según el informe El mapa de los macroproyectos de energía renovable: viaje al próximo bum solar y eólico en España publicado en El País, “el MITECO tenía hasta el 25 de enero de 2023 para resolver las declaraciones de impacto ambiental (DIA) de un paquete de 202 proyectos que cuentan con el permiso para conectarse a la red eléctrica, requisito indispensable para que puedan operar. De esos 202, 152 han recibido el visto bueno ambiental, es decir, una DIA positiva”. Según dicho reportaje, de las 152 instalaciones aprobadas todas están en manos de 36 empresas españolas, multinacionales y fondos de inversión. El mismo oligopolio de siempre, esta vez también de capital extranjero.
Hagamos todo lo posible que está en nuestra mano para dar una respuesta rápida y eficaz al reto del cambio climático. Exigir sí, pero también hacer. Que no nos quiten el poder que tenemos.