La energía más barata, y la que menos contamina, es la que no se consume. Esta es la idea que siempre transmitimos desde Ecooo. Sin embargo, es evidente que puestos a consumir energía, hay energías más caras y energías más contaminantes que otras. La decisión de la Comisión Europea de considerar el gas y la nuclear como energías renovables de cara a los inversores, es indignante.
Cuando parecía que todo iba bien y que desde la Unión Europea se apostaba por las energías renovables como la solar fotovoltaica o la eólica, que a pesar de contar con sus limitaciones eliminan al menos el problema de las emisiones de gases de efecto invernadero y no generan desastres mundiales, que no es poco, la Comisión Europea se descolgó el pasado 1 de enero con una propuesta sorprendente: considerar “algunas actividades relacionadas con” la energía nuclear y el gas como susceptibles de entrar en la clasificación de las “finanzas sostenibles”.
Uno de los instrumentos que considera la Unión Europea como fundamental para limitar las emisiones de gases de efecto invernadero son las finanzas. La gran banca y otros organismos financieros siguen invirtiendo cantidades astronómicas en combustibles fósiles, tal y como denuncia la campaña Fossil Banks No Thanks, los bancos están financiando el caos climático. Afortunadamente combustibles como el petróleo están fuera de la discusión. Lo que se conoce en inglés como uncredit y defunding – no dar más crédito o no financiar nuevos proyectos contaminantes – son estrategias reconocidas para para frenar las emisiones. Esta estrategia además se refuerza con lo que en el mundo financiero se denominan las green finance o finanzas sostenibles, es decir, financiar proyectos que sí van en la dirección de reducir las emisiones de gases de efecto invernadero. Afortunadamente el petróleo está fuera de la discusión. Pensábamos que el gas y las nucleares también, pero tal y como hemos sabido el 2 de febrero, no es así.
En Ecooo nos posicionamos radicalmente en contra de esta decisión, la cual representa un paso atrás en la reducción de gases de efecto invernadero. Austria ya ha denunciado la decisión ante la Comisión. Esperamos que España haga lo mismo.
Por supuesto, desde Ecooo consideramos que la decisión de la Comisión es un gravísimo error, pero también que la estructura del sistema económico debe cambiar. Los bonos verdes, los mercados de CO2 y la financiarización de la economía economía en términos generales son una lacra económica, social y ambiental, pero hoy no nos centraremos en eso. Recordemos algunos datos relacionados con el debate que nos ocupa:
- La electricidad producida gracias a las centrales nucleares no genera gases de efecto invernadero, pero tanto sus residuos – los que se producen inevitablemente, a pesar de una gestión correcta – como la gestión de sus desastres, suponen un riesgo peligrosísimo para la vida del planeta. Recordemos que el accidente de Chernóbil afectó a unos 150.000 km2 cuadrados. En total se contabilizan unas 4.000 víctimas mortales y 600.000 personas que se vieron afectadas por la radiación. No obstante, la producción de la central no se detuvo hasta el año 2000.
- Además, la energía nuclear es cara. Ss costes fijos son altísimos, y según Enresa, la empresa pública española encargada de la gestión de las centrales nucleares, “los residuos radiactivos del país costarán un total de 23.044 millones de euros, calculados desde que empezaron a generarse en 1985 hasta final de siglo”. Dicha cifra “se trata de un incremento del 77% con relación a las previsiones anteriores”.
- Por otro lado, respecto del gas, y tal y como subraya Tatiana Nuño, encargada de crisis climática en Greenpeace, «el gas es un combustible fósil y es la principal fuente de gases de efecto invernadero del sector de la energía en Europa«, y añade “las empresas contaminantes estarán encantadas de tener el sello de aprobación de la UE”.
- Efectivamente el lobby del gas fue el que más se movilizó en la última COP26. La ONG Global Witness afirmó que “si el lobby de los combustibles fósiles, junto con grandes corporaciones del gas, fuera un país, habría sido el país con una delegación mayor, ya que contó con 503 delegados presentes”.
- Las inversiones en centrales de gas serán consideradas verdes si producen emisiones inferiores a 270 g/kWh de CO2 equivalente por kilovatio-hora. Ecologistas en Acción nos recuerda que para expertas y científicos, estas cantidades deben ser 100 g/kWh.
Pensábamos que este debate estaba superado, pero la verdad es que no. Es curioso que el IIGCC (Institutional Investors Group on Climate Change), donde están representados gigantes financieros como BlackRock, publicaron una carta abierta a la Unión Europea pidiendo la exclusión del gas en la taxonomía de las finanzas verdes. Según dicha carta, y tal y como afirma el co-presidente del Club de Roma, también presente en dicha plataforma, “esta decisión va en contra de cuatro años de investigación científica rigurosa, análisis financieros y diálogos entre las distintas partes que se orientaban a movilizar capital hacia los activos realmente sostenibles y bajos en emisiones”. Según el IIGCC dicha decisión pone en peligro 50 billones de dólares al confundir a los mercados e inversores.
En Ecooo nos posicionamos radicalmente en contra de esta decisión, la cual representa un paso atrás en la reducción de gases de efecto invernadero. Austria ya ha denunciado la decisión ante la Comisión. Esperamos que España haga lo mismo.