La dictadura energética que nunca terminó

10/10/25 | ENERGÍA

El dictador que ancló a España en cuarenta años de dictadura fascista murió el 20 de noviembre de 1975, pero su herencia sigue viva. Franco dejó todo atado y bien atado, que no se nos olvide, y el sistema energético actual es muestra de ello. Puede que el poder actual no reconozca la energía como derecho, pero el entorno del dictador sí conocía su importancia como privilegio. Ha llegado el momento de dar el giro, de poner la democracia en el centro del tablero, de situar a las gentes en medio del sistema, de tejer un sistema energético democrático, comunitario y local.

Fenosa y la energía como privilegio franquista

Si hacemos un breve repaso histórico, de repente todo cobra sentido, tanto desde sus fundadores hasta el sistema de privilegios que aún ostentan. Un ejemplo claro es Fenosa. Sobre el papel, su fundador en 1943 fue Pedro Barrié de la Maza, banquero y empresario gallego cercano a Franco, pero en la práctica, tal fundación no fue real, sino que la compañía se expropió a sus propietarios legítimos republicanos.

Con el beneplácito del régimen, Barrié acumuló concesiones hidroeléctricas en Galicia que aún hoy forman parte de la red de generación. Fenosa también absorbió Los Saltos del Sil, gestionados al inicio por Moncabril, cuyos beneficios trajeron consigo un coste social brutal como pueblos inundados, familias desplazadas y una memoria rural de nuestro país borrada para siempre.

Fenosa representa el ejemplo perfecto de cómo el franquismo convirtió la energía en un negocio privado protegido por la dictadura, atando el suministro gallego a intereses corporativos privados.

Iberdrola: apellidos de poder, energía blindada

Otro gran ejemplo es el gigante multinacional Iberdrola. Fundada por la familia Oriol y Urquijo, ligada al Opus Dei y a la aristocracia franquista, se convirtió en uno de los pilares de la industria vasca, hasta nuestros días.

Una de las caras más visibles fue José María Oriol, alcalde de Bilbao entre 1939 y 1941. Tras terminar la carrera fue nombrado consejero de Hidroeléctrica Española, compañía fundada por el ingeniero Urrutia y su abuelo Lucas de Urquijo, y llegó a ocupar el cargo de presidente desde 1941 hasta 1985.

El poder de la familia no se limitó a la energía, también ocuparon cargos políticos y empresariales clave, incluyendo la fundación de UNESA, la actual patronal de las eléctricas. Así, Iberdrola nació para garantizar un mercado cerrado a la competencia y asegurar que la riqueza generada fluyera siempre hacia los mismos apellidos.

Endesa y la continuidad del privilegio

Ahora toca hablar de la otra enorme, Endesa, privatizada en 1988 por el Gobierno de Felipe González, quien ocupa un puesto vitalicio como consejero delegado. No es casualidad que el expresidente sevillano privatizada la que nació como Sevillana de Electricidad, creada por la élite andaluza y que tuvo su consolidación y expansión gracias al capital franquista. Figuras clave como la familia Benjumea o José María Aguirre Gonzalo (procurador en las Cortes franquistas entre 1961 y 1976) fueron fundamentales en su desarrollo.

Sus accionistas se beneficiaron de un marco legal que impedía la entrada de nuevos actores. El paso de Sevillana a Endesa no rompió con esta dinámica, la empresa continuó blindada por un sistema que garantizaba rentabilidad sin riesgo, herencia directa de la dictadura.

UNESA: el oligopolio organizado

Aunque a veces se pasa por alto, UNESA, la patronal de las eléctricas, nació directamente durante el franquismo para coordinar a las grandes empresas y fijar de forma encubierta precios y condiciones del mercado. Nunca respondió, y sigue sin responder, a intereses públicos. Al contrario, nació en defensa de un círculo cerrado de compañías que se repartían negocio y territorio.

Es cierto que muchas de ellas nacieron antes de la llegada de la dictadura, sin embargo, su crecimiento y consolidación se produjo al calor del régimen, gracias a concesiones, monopolios territoriales y su posición estratégica en Galicia, Madrid, Andalucía y Euskadi. El dictador fue un actor clave dentro del modelo centralista y oligopólico que el régimen promovió en el sector eléctrico y que ha llegado hasta nuestros días. Porque el dictador murió, pero heredamos su sistema, y es que cincuenta años después, seguimos pagando el franquismo en la factura de la luz.

Ecooo, por una democracia energética real

Por eso, desde Ecooo nos plantamos. Han pasado ya cinco décadas desde la muerte del dictador, el único en Europa que falleció en el poder, y es hora de que las cosas cambien.

Donde hoy existe un sistema aún vinculado a la dictadura franquista y a sus privilegios heredados, así como a infraestructuras construidas con mano forzada, Ecooo propone democracia real. Una transición que nunca se hizo. 

Ponemos la energía en manos de la gente, en el centro. Donde hay centralismo, opacidad y privilegios, nosotras levantamos herramientas como el autoconsumo colectivo y las comunidades energéticas locales. Proponemos un sistema eléctrico redistribuido, comunitario, en manos de la gente y democrático. Porque basta ya de seguir viviendo de la dictadura. Queremos y necesitamos el cambio. Y lo queremos ya.