Las universidades juegan un papel clave en la educación sobre el cambio climático y la sostenibilidad a través de la creación y difusión de conocimiento, a través de la práctica, la investigación, la educación y la divulgación comunitaria.
Ya en 1990 los Líderes de la Universidad para un Futuro Sostenible publicaron un plan de acción ante la inminente degradación del medio ambiente y los desafíos que suponía la sostenibilidad de los recursos naturales. El plan, conocido como los Talloires, contenía diez acciones que podían influir positivamente la sostenibilidad de las instituciones de educación superior. Los pilares eran cuatro: el aumento de la conciencia sobre el desarrollo sostenible del medio ambiente, crear una cultura institucional basada en la sustentabilidad, educar para apoyar una ciudadanía consciente de la responsabilidad ambiental y la práctica de la ecología institucional. Esta declaración marcó un antes y un después, y poco a poco se fueron estableciendo otras iniciativas en el marco de la toma de conciencia y de acción para parar el cambio climático.
Universidades inglesas se han marcado un objetivo de reducción de emisiones de carbono para el año 2020. En Escocia, por ejemplo algunas universidades han creado sus propios centros de generación de energía, como en la St. Andrews cuyo aerogenerador ahorra más de 19 toneladas de CO2 a la atmósfera o su centro de biomasa, que ayudan a que el país alcance sus objetivos de fuentes de energía renovables. La institución trata de alcanzar su objetivo de ser la primera universidad neutral en carbono del Reino Unido.
Algunas acciones que podrían llevar a cabo las universidades serían generar su propia energía eléctrica a través de la instalación de paneles solares u otras formas de generación renovable, cambiar su comercializadora a una que comercialice tan solo energía renovable, tratar de reducir convenios con empresas altamente contaminantes reducir traslados de personal en avión, y en caso de tener que hacerlo, compensarlos o la inversión en renovables
De especial relevancia es la campaña Go Fossil Free cuyo objetivo es una sociedad sin energías fósiles. Sus demandas son tres: realizar una transición energética rápida a las energías renovables, parar y prohibir todos los proyectos basados en petróleo, gas y carbón y parar las inversiones en energía sucia. El último objetivo ha tomado especial fuerza, y numerosos grupos están trabajando con los centros de educación superior alrededor del mundo para que éstos se sumen. Universidades como las de Cambridge, Oxford, Columbia, Stanford, la London School of Economics y otras instituciones se han unido a la desinversión total o parcialmente, como el “Fossil Free MIT”.
Según el Observatorio de la Sostenibilidad, las cuatro empresas más contaminantes en España son Endesa, Repsol-Petronor, Naturgy y EDP de una lista de diez. Asimismo, empresas como Ryanair han entrado en el top 10 de las empresas más contaminantes de Europa, con casi 10 millones de CO2 equivalente emitidas a la atmósfera. Los dos principales bancos con inversión en proyectos de energía fósil, el BBVA y el Santander . Todas estas corporaciones deberían ser susceptibles de revisión en las políticas de contratación y convenios si queremos llegar a una sociedad libre de emisiones, tan necesaria en esta situación de emergencia climática.
Los convenios y contratos con las corporaciones altamente contaminantes deberían ser susceptibles de revisión si queremos llegar a una sociedad libre de emisiones
Existen numerosos recursos para universidades como el Manual del Campus Verde o el Manual para hacer verdes a las universidades que proponen medidas para la sostenibilidad de los campus universitarios.
En España, diversas universidades se han sumado al carro de la lucha contra el cambio climático. El grupo de Complutenses por el Clima ha lanzado un manifiesto donde una de las exigencias es que la acción climática pase a considerarse con urgencia una línea absolutamente prioritaria y transversal, en todos los niveles y ámbitos de la UCM.
Es importante que las Universidades adopten un rol central en la labor tanto divulgativa, investigadora y ejemplerizante respecto del cambio climático. Algunas acciones posibles para las universidades sería el tratar de generar su propia energía eléctrica a través de la instalación de paneles solares u otras formas de generación renovable, cambiar su comercializadora habitual a una que comercialice tan solo energía renovable, tratar de reducir convenios con empresas altamente contaminantes, como las mencionadas arriba, reducir traslados de personal en avión, y en caso de tener que hacerlo, llevar a cabo una contabilidad de las emisiones de los mismos para su posterior compensación o la inversión en renovables, tal y como propone la segunda parte de la campaña Go Fossil Free.