Por Rodrigo Irurzun, responsable técnico de ahorro y eficiencia energética de Ecooo
Debido a mi trabajo de asesoría energética, casi a diario pasan por mis manos facturas de gas y electricidad. En la mayoría de los casos el gasto en la factura se puede reducir fácilmente ajustando la potencia, cambiando de contrato o directamente de compañía comercializadora, o cambiando a una tarifa con discriminación horaria. En algunos casos, diría que en demasiados casos, la tarifa es directamente una estafa, con ahorros que han llegado a ser de 1.000 € anuales. Es un robo.
¿Recuerdan aquel timo de la estampita? Era una niña que estaba en la calle jugando con «cromos», que en realidad era un fajo de billetes, pero de los cuales únicamente los primeros eran verdaderos, el resto eran falsos. El incauto que llegaba y le cambiaba sus «cromos», le daba dinero, menos de lo que el creía que tenía la niña, pero más de lo que en realidad tenía. La avaricia y a la vez la inocencia llevaban al incauto a pensar que estaba haciendo un negocio redondo cuando estaba en realidad cayendo en una trampa perfectamente planificada para sisarle los cuartos.
En este caso, el robo viene disfrazado de descuento mágico sobre la tarifa, que nos hará ahorrar muchos euros al cabo del año. El modus operandi es el puerta a puerta. Una llamada al timbre, y, como dejes entrar al comercial en tu casa, estás perdido/a. Si además le enseñas la factura de electricidad o de gas, ya no hay vuelta atrás. Una firma y estás dentro.
Normalmente los descuentos son del 5% o del 10%, pero algunas veces, las he visto, el descuento llega a ser de hasta el 50%!! ¿Cómo es posible? «Perderán dinero», se dirán ustedes. «Me conviene seguro, no puede ser un engaño…» No. La trampa está servida. Pero para entender bien el asunto, hay que tener claros los distintos conceptos que intervienen en la factura de la luz, o del gas. La estructura es muy similar y es la siguiente:
A) Una parte fija que pagamos cada mes
B) Una parte variable que pagamos en función de la energía que consumimos
C) Impuestos
D) Alquiler de contadores
E) Servicios adicionales que hayamos contratado, y que, no olvidemos, NO son obligatorios. El detalle de cada uno se encuentra más abajo (1)
Hay que tener en cuenta que de todos estos conceptos, una parte importante va a pagar los costes regulados del sistema (eléctrico o del gas), es decir, que está fijado en el BOE, y otra parte va para pagar la energía en los mercados mayoristas. Por lo tanto, las comercializadoras tienen en general poco margen de maniobra, a no ser que apliquen ciertas estratagemas para ingresar más beneficios.
La estrategia, en general, es hacerle creer al cliente que está pagando menos cuando en realidad está pagando más de lo que le corresponde (es lo que tiene la libertad de mercado). ¿Cómo lo hacen? Muy sencillo, cuando nos ofrecen un descuento del 5%, del 10% o de hasta el 50%, nos lo aplican únicamente sobre una parte del recibo, por ejemplo, sobre la parte fija. Pero a cambio nos incrementan el precio de la parte variable, o nos incluyen servicios adicionales y si no se contratan no se tiene derecho al descuento. También pueden aplicar el descuento sobre la parte variable (el término de energía), aunque en este caso nunca serán descuentos mayores al 5% o al 10%. Pongamos un ejemplo:
El término de potencia en la factura eléctrica es normalmente de unos 38 €/kW. Si nos cobran 42 €/kW y nos aplican un 5% de descuento, estaremos pagando 39,9 € por cada kW contratado (incluso con el descuento, más que otras ofertas).
El término de energía puede ser de 12 céntimos de euro por cada kWh (0,12 €/kWh). Si nos cobran 14 céntimos y nos aplican un descuento del 10% estaremos pagando 12,6 céntimos (también más que otras ofertas incluso con el descuento).
Si además de un descuento en, pongamos, la parte fija, nos cobran 13 o 14 céntimos por kWh, estaremos pagando un sobrecoste. Si además tenemos algún servicio adicional contratado, también. Sobrecostes que muchas veces ascienden a varios cientos de euros.
Las compañías nunca pierden, por lo tanto, hay que desconfiar de las ofertas, y leer bien el contrato, informarse, y comparar. La Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC), que depende del Ministerio de Industria, Energía y Turismo, mantiene una página web en la que se pueden ver comparativas de las distintas ofertas, aunque a veces no está actualizada con los últimos cambios. Existen comercializadoras independientes, algunas de las cuales son cooperativas, que comercializan electricidad renovable certificada, y que tienen precios públicos y transparentes. Cambiarse es muy sencillo, tendremos la tranquilidad de que no nos están engañando, y probablemente ahorraremos algunos euros todos los meses.
Próximas entregas:
– Las tarifas con discriminación horaria
– Como ajustar la potencia y ahorrar midiendo los consumos
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(1)
Componentes de la factura de la luz:
– Un término de potencia, que es fijo todos los meses y que depende de la potencia que tengamos contratada.
– Un término de energía, que varía en función de la energía (kWh) que consumimos. Si un mes no hay consumo, este término será cero.
– El impuesto eléctrico, que se aplica sobre los dos conceptos anteriores, y que es el 4,864% de la suma de los términos de potencia y energía multiplicados por 1,05113 (explíqueme usted por qué, pero así está en el BOE)
– El alquiler del contador, si no lo tenemos en propiedad
– Opcionalmente, y esto es bastante excepcional, algún servicio extra con el que se supone que nos dan un mantenimiento especial.
– El IVA
Componentes de la factura de gas:
– Un término fijo, que en principio depende de la tarifa con variaciones de una comercializadora a otra
– Un término de energía (a veces referido como «Consumo de gas»), que depende de la energía (kWh) que consumimos. Al igual que en el recibo eléctrico, si un mes no hay consumo, este término será cero.
– El Impuesto Especial sobre hidrocarburos, que se cobra por cada kWh consumido, y fijado en el BOE en 0,00234 €/kWh
– El alquiler del contador de gas.
– Opcionalmente, y en el caso del gas si es bastante usual, servicios de mantenimiento con nombres que suenan muy bien
– El IVA