Por Juan José del Valle, ingeniero responsable técnico de Ecooo
Artículo publicado en el blog Alterconsumismo de Planeta Futuro-ElPaís
A las 12 horas del día de mañana ocurrirá algo increíble en el tejado de un edificio de viviendas del barrio de Lavapiés, en Madrid. Todo comenzará ocho minutos antes en un lugar muy lejano, a 150 millones de kilómetros. A las 11:52 horas se producirá una reacción nuclear en el Sol que pasará inadvertida en la Tierra. Esa potente reacción provocará la transformación de materia en energía y dará inicio a una frenética carrera a la velocidad de la luz y en dirección a nuestro planeta.
En apenas ocho minutos recorrerá el espacio y entrará en la atmósfera terrestre, irrumpirá en el cielo de Lavapiés y chocará a las 12h contra un tejado. El impacto se producirá en silencio, mientras los vecinos pasean por la plaza. Nadie se dará cuenta salvo Montse, que observa la pantalla de un inversor y sonríe observando que los 10 paneles fotovoltaicos de su tejado generan energía. Este suceso se producirá cada día a la misma hora. 365 días al año durante los próximos 30 años, hasta que los paneles agoten su vida útil. El tejado de Montse no es el único. También está el de Antonio, el de Pablo, el de Marta, el de Greg… Los tejados vacíos de nuestras ciudades pronto pasarán a la historia. No ocurrirá de la noche a la mañana, si no a lo largo de una transición energética.
La empresa de no lucro Ecooo, cuya sede se ubica en la calle Escuadra de Lavapiés, ha hecho el ejercicio de recorrer tejado a tejado el popular barrio madrileño, eligiendo los más aptos para una primera etapa de solarización. El resultado se observa en el siguiente mapa público. Se llama Lavapiés Solar. No existe en este momento, pero se podría hacer realidad en tan sólo 2 meses.
El barrio de Embajadores-Lavapiés, ubicado en el centro de Madrid, supone un gran reto para un despliegue solar. Más de 45.000 personas viven y consumen energía en un área de 1km2 con más de 22.000 viviendas que ocupan unos 1.300 edificios, muchos de ellos centenarios. Es un barrio con una dependencia energética cercana al 100%: toda la energía que consume el barrio se importa de fuera.
En una primera etapa, Lavapiés Solar aprovecharía todas las azoteas vacías del barrio de Lavapiés. Las 227 azoteas del barrio son cubiertas donde resulta bastante sencillo trabajar porque son planas, accesibles, transitables y seguras para los instaladores. Son lugares donde también habitan chimeneas, casetas, antenas, equipos de aire acondicionado y otros elementos que pueden proyectar sus sombras sobre los paneles solares. Por ese motivo, de los 70.000 metros cuadrados de azoteas disponibles, se podría aprovechar el 33% de la superficie. Un total de 24.000 m2 serían cubiertos por 4.220 módulos repartidos en 227 pequeñas instalaciones fotovoltaicas de diversos tamaños. Unas pequeñas de 2kW y otras más grandes hasta 20kW. Todas juntas sumarían 1MW, suficiente potencia para generar 1.581MWh al año de energía equivalente al consumo de 452 hogares y a una reducción de emisiones de 1.312 toneladas de CO2. No está mal para la primera etapa.
La fotovoltaica es la tecnología energética más rápida de desplegar. Lavapiés Solar sería posible en apenas 30 días de trabajo con un equipo de unas 100 personas (20 pequeñas empresas instaladoras que aportaran 5 trabajadores cada una). Costaría 2 millones de euros. Poco dinero si tenemos en cuenta que estamos en una lucha contrarreloj contra el cambio climático y si lo comparamos con los 5.000 millones de la M30, los 3.400 millones en una terminal de metro o los 2.400 millones del proyecto Castor. Es nuestra decisión como sociedad priorizar las energías renovables que generan riqueza, empleo digno y ahorro económico y de emisiones de CO2.
En la segunda etapa, Lavapiés Solar se extendería a edificios con cubiertas inclinadas. Son tejados más difíciles para trabajar, con mayor riesgo de caída y que requieren líneas de vida, andamios o grúas. Por eso esta etapa sólo incluiría las mejores cubiertas, aquellas orientadas al sur.
Pese a que la dificultad aumenta el coste, el aprovechamiento solar de la cubierta sería mayor porque los módulos se fijan en el mismo plano del tejado y no hay sombras entre módulos logrando un 66% de aprovechamiento de la superficie. De nuevo el mismo equipo de 100 personas podría construir otras 110 instalaciones solares en 110 tejados, añadiendo otros 847 kW de potencia y aprovechando 6.000m2 de 9.000m2 disponibles. Costaría otros 2 millones de euros y permitiría alcanzar una generación renovable del 1,5% del consumo, un buen porcentaje para un barrio tan concentrado. Todo ello, utilizando un 3% de la superficie del barrio, ahora vacía y sin más uso actual que de envolvente del edificio.
Una tercera etapa podría colonizar las cubiertas orientadas este-oeste, que siguiendo la trayectoria del sol, producirían más energía al este por las mañanas y más energía al oeste en las tardes. Una cuarta etapa podría retornar a las áreas sombreadas de las azoteas donde se podrían instalar microinversores bajo cada panel, una solución más cara pero que podría minimizar las pérdidas. Así, mes a mes, transitando etapa a etapa desde las instalaciones más baratas y sencillas, a las más caras y complejas sería posible ir solarizando todos los edificios del barrio, todos los barrios de la ciudad y todas las ciudades del país. Los excedentes de aquellos barrios solares con viviendas unifamiliares y polígonos industriales, podrían compensar netamente el consumo de barrios superconcentrados como Lavapiés.
Pero ¿qué sentido tiene llenar nuestros tejados de paneles solares? ¿Por qué no apostar por grandes centrales lejos de las ciudades produciendo energía de forma masiva a gran escala? Las instalaciones pequeñas alimentan la economía local, las pequeñas empresas y el tejido social y productivo en condiciones de igualdad y dignidad. La historia nos demuestra que los proyectos a gran escala no son comunitarios ni participativos. Alejan a las personas de los grandes problemas de nuestro tiempo. Reduce el papel de los ciudadanos a meros consumidores de materias primas lejanas. Y la propia dinámica de las grandes obras promovidas por grandes empresas generan además de energía barata, desigualdad, precariedad, concentración y corrupción.
Por eso, la revolución solar, debe ser local y participativa, pequeña y de escala humana. O no será.
Imágenes
- Captura del mapeo del proyecto de Lavapiés Solar en Google Maps. Foto: Cristina Sierra, técnica de Ecooo.
- Instalación fotovoltaica de Ecooo en una comunidad de propietarios de la calle La Fe, en el barrio madrileño de Lavapiés. Foto: Cristina Sierra, técnica de Ecooo.