Las energías fósiles son del siglo XIX. Ensucian el planeta, matan la biodiversidad, ponen en riesgo vidas y además, están en caída libre. Pásate al modelo del siglo XXI e invierte en renovables, donde tu dinero y tus acciones son coherentes con tu forma de pensar y ayudan a construir el futuro que queremos.
Los combustibles fósiles
Los productores de petróleo y gas han perdido 400.000 millones de dólares en valor de mercado en los últimos cuatro años. ExxonMobil, la empresa pública más valiosa del mundo en 2012, vio caer sus acciones a los niveles más bajos de los últimos nueve años en febrero. Es difícil señalar un solo factor como la fuente de los problemas de la industria del petróleo y el gas, pero parece que los grandes contaminadores se enfrentan a críticas cada vez más fuertes por parte de grupos de activistas – y por fin esto tiene algún efecto- . También enfrentan una serie de demandas judiciales relacionadas con el clima y a un grupo cada vez más nutrido de inversores que -controlando unos 35 billones de dólares en activos- exigen recortes en las emisiones.
Estimaciones recientes sugieren que las compañías de petróleo y gas tendrían que renunciar a casi 900.000 millones de dólares -un tercio del valor actual del sector, que representa el 84 por ciento de las reservas- si los gobiernos del mundo finalmente limitan el calentamiento global a 1,5 grados centígrados. El cumplimiento de un objetivo de dos grados seguiría significando la cancelación de casi el 60 por ciento de las reservas.
La estructura económica
La crisis del coronavirus ha puesto al descubierto – de nuevo – la estructura de las cadenas mundiales de suministro y su fragilidad. La subcontratación para ahorrar costes y «ganar dinero» a toda costa ha significado trasladar la producción a países con normas ambientales y laborales , sistemas de bienestar social y de atención de la salud pública deficientes, lo que hace que los trabajadores sean vulnerables. El aumento de la dependencia internacional se ha construido en torno al transporte intensivo de combustibles fósiles. La minimización de los costes ha eliminado la retención de grandes reservas como amortiguador. Durante los últimos cuarenta años, los supermercados del Norte global se han desplazado a cadenas de suministro «al momento» que dependen de servicios de entrega regular para reabastecerse. Simultáneamente, las opciones de los consumidores se han ampliado junto con el marketing de «estilo de vida» para crear lealtad a la marca y diferenciación de productos. Por ejemplo, en el Reino Unido los supermercados han estado ofreciendo más de 40.000 líneas de productos de todo el mundo, incluyendo un horario permanente de verano de frutas y verduras frescas (Lawrence, 2020a). Este sistema de mercado está diseñado para la especulación.
La alternativa: invierte en renovables
La transición energética de una economía solar (biomasa y madera) a una economía de combustibles fósiles (carbón, petróleo, gas natural, esquisto bituminoso, fracking) es un aspecto estándar de la industrialización, y explica el metabolismo social de la economía de crecimiento. La correlación de las emisiones de dióxido de carbono (CO2) con el crecimiento económico es un resultado directo de la quema de combustibles fósiles. El resultado del crecimiento económico es el aumento del efecto invernadero que, en última instancia, conduce al calentamiento global. Por supuesto, éste no es más que uno de los muchos problemas ambientales: erosión del suelo; deforestación; salinización del agua; insecticidas y plaguicidas; partículas en el aire; contaminación del ozono troposférico; pérdida de ozono estratosférico; deposición ácida; desechos químicos tóxicos; metales pesados; amianto; desechos nucleares; desechos electrónicos; pérdida de biodiversidad; acidificación de los océanos; microplásticos; descargas de hormonas en el suministro de agua, etc.
Es necesario que retomemos el control de nuestras economías. Abandonar las fósiles en todos los sentidos: en cómo nos movemos (de vehículos gasolina o diésel a bici o transporte público), cómo nos alimentamos (de productos que han viajado miles de kilómetros a kilómetro 0), qué ocio disfrutamos (de Tailanda a Soria) y también dónde colocamos nuestro dinero (banca convencional con inversiones en fósiles a banca ética).
Invertir en renovables es una buena manera de generar energía eléctrica, reducir emisiones de gases de efecto invernadero y sacar rentabilidad a tus ahorros. Invertir con Ecooo es, además, una manera de hacerlo con una empresa de la economía social y solidaria que apuesta por otro modelo productivo y de consumo.