Por Mario Sánchez-Herrero. Coordinador de Ecooo-Revolución Solar @MarioSHerrero. Artículo de opinión publicado el 25 de octubre de 2015 en El Mundo, sección «Su Dinero»
La compañía eléctrica Iberdrola lleva unas semanas embarcada en una potente campaña publicitaria de su nueva línea de autoconsumo eléctrico bautizada con el enfático nombre de “Smart Solar”. A nadie debería extrañarle que una gran empresa eléctrica se haya unido al carro de las pequeñas instalaciones de electricidad renovable. Con el desplome que ha sufrido el precio de los paneles fotovoltaicos, la electricidad procedente de estas miniplantas ya es más barata que la que pagamos en nuestra factura de la luz. Estamos ante lo que va a constituir un inmenso negocio en los próximos años e Iberdrola ha decidido con buen criterio subirse a ese carro.
“Smart Solar” ha coincidido, no por casualidad, con la aprobación del nuevo RD da autoconsumo. Un RD que ha generado una corriente general de rechazo entre organizaciones ecologistas y de consumidores, asociaciones del sector y plataformas ciudadanas en general. Todo apunta además a que tendrá corta vigencia, por el compromiso de todos los partidos de la oposición y muy singularmente PSOE, Ciudadanos y Podemos, de derogarlo en caso de que alcancen responsabilidades de gobierno tras el 20D.
Resulta difícil de comprender que el gobierno, a dos meses de las elecciones, se haya expuesto al desgaste de aprobar una legislación tan contestada, la más restrictiva del mundo para este tipo de instalaciones. Pero en realidad no hace sino seguir la misma línea política con la que comenzó la legislatura, la de corregir la desviación en los costes del sistema eléctrico a costa de todos los agentes menos las grandes empresas del sector, en particular consumidores y propietarios de pequeñas instalaciones de renovables.
Es el movimiento de Iberdrola el que necesita explicación. Las grandes eléctricas son las únicas beneficiarias de un RD que legisla minuciosamente para que ninguna modalidad de autoconsumo resulte económicamente interesante. Podemos afirmar por tanto que la campaña de “Smart Solar” está condenada al fracaso, porque la propia Iberdrola ya se ha ocupado de que lo sea. Será un fracaso comercial, pero un acierto en estrategia corporativa. Ante el revuelo mediático y ciudadano en contra del RD, Iberdrola en un inteligente movimiento se coloca frente a la opinión pública como un paladín de esta tecnología.
Es el momento del autoconsumo. Una tecnología que no necesita ya apoyo económico alguno y que implica beneficios claros para el medioambiente, la balanza comercial, la independencia energética y el empleo. Iberdrola tiene una enorme responsabilidad en que avancemos rápidamente en esta dirección. Pero para ello no es necesario que lo comercialice y publicite. Basta con que deje de presionar en los despachos del ministerio y permita la normativa que necesita este país y el planeta.
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